PALERMO
No puedes decir que realmente conoces Palermo si no asistes a la Fiesta de Santa Rosalía al menos una vez. Que no es solo una procesión siguiendo el triunfal «Carriga», no es un espectáculo para cientos de miles de personas, no es inmersión en la tradición, no es comida callejera olvidada. Es todo esto y mucho más: en Palermo el Festino -que este año será especial porque es la edición 400ª- se prepara durante meses, en las casas se discute sobre la belleza del Carro o de la estatua, sobre los narradores y la música, sobre la espectacularidad de los fuegos artificiales que inundan el mar, y que incluso se pueden presenciar desde los barcos. La patrona sigue siendo muy venerada y junto a la jornada del 14 de julio, se puede seguir el programa religioso con las procesiones de las cofradías el día 15. La historia es bien conocida: Rosalía, una muchacha de familia noble, huye de la corte normanda y comienza su vida como ermitaña, primero en una cueva de Santo Stefano di Quisquina, luego en Montepellegrino.
Pasaron 400 años y la peste estalló en Palermo en 1624. La ciudad está de rodillas, Rosalía se aparece en sueños primero a una víctima de la peste y luego a un cazador: ella indica dónde encontrar el
Sus huesos, llevados en procesión, liberan a la ciudad de la epidemia.

PALERMO
Palermo ya es colorido con puestos donde se pueden degustar comidas típicas: babbaluci (caracoles hervidos), sfincione (sabrosa pizza), pulpo hervido, calia y simenza (frutos secos), pollanca (mazorcas de maíz hervidas), el primer acercamiento ya será una experiencia al aire libre
del municipio.