De las manos de las monjas del Seiscientos a las de los pasteleros de hoy: descubramos su historia secular y su sabor simple y delicioso.
La hostia rellena es el dulce típico de Monte Sant’Angelo, en Apulia, provincia de Foggia, elaborado con almendras, miel y canela. Su origen está ligado a una leyenda fascinante.
Se cuenta que, hacia el año 1600, en el Monasterio de la Trinidad de Santa Clara, algunas monjas estaban ocupadas en la preparación de las hostias sagradas para la misa. Por accidente, unas almendras cayeron en un cuenco de miel caliente recién cocida. Una de las monjas, al notar el incidente y no tener nada a mano para recogerlas, decidió usar dos hostias. En pocos instantes, miel, almendras y hostias se fundieron juntas, dando vida a lo que se convertiría en el dulce símbolo del pueblo.
La receta
Ingredientes:
150 gr de azúcar
4 ramas de canela molida
1 kg de almendras tostadas
1 kg y 1/4 de miel
harina
3-4 clavos de olor
Preparación:
Para preparar las hostias, mezclen agua y harina hasta obtener una masa homogénea. Usando el hierro especial para la preparación de las hostias, calentado al fuego, elaboren obleas de forma ovalada, de unos 15 centímetros de largo y 7 de ancho.
Aparte, en una cacerola – preferiblemente de cobre – viertan la miel, el azúcar y las almendras. Hagan que todo se disuelva a fuego muy lento, mezclando continuamente hasta que las almendras estén bien cubiertas por un jarabe denso y comiencen a crepitar. En ese momento agreguen la canela, mezclen por última vez y apaguen el fuego.
Mientras tanto, sobre una superficie de mármol, dispongan la mitad de las hostias preparadas. Distribuyan encima la mezcla aún hirviendo, luego cubran con las hostias restantes. Para que ambas partes se adhieran bien y se mantengan rectas, coloquen encima una tablita de madera con algunos pesos.
Dejen enfriar completamente, luego sirvan.