En Tropea, el Ferragosto se celebra el 15 de agosto con la histórica procesión de la Virgen de la Isla, que desde el santuario en el acantilado atraviesa la ciudad y el mar en un sugestivo cortejo.
Entre las conmemoraciones más sentidas del verano italiano, Ferragosto ocupa un lugar especial. Festejado el 15 de agosto, es un día que marca el corazón de la temporada estival, a menudo vivido entre regresos a los pueblos de origen, almuerzos al aire libre y celebraciones que combinan memoria y convivencia. En muchas regiones, las tradiciones locales ligadas a esta jornada siguen siendo protagonistas, transformando el Ferragosto en una ocasión de participación colectiva. Es el caso de Tropea, en Calabria, donde la fiesta asume un carácter único, capaz de fundir espiritualidad, belleza natural e historia del territorio.
El momento central del día está representado por la procesión de la Virgen de la Isla, un rito profundamente arraigado en la cultura local, que se lleva a cabo en uno de los escenarios más sugestivos de Calabria. Al atardecer, las estatuas de la Sagrada Familia son llevadas a hombros desde el santuario que domina el famoso acantilado, bajando la empinada escalera que lleva hasta la playa. Una vez en el mar, las estatuas se colocan en una embarcación adornada, que guía un cortejo marino a lo largo de la costa de Tropea. Decenas de barcos siguen la procesión en un recorrido que se desarrolla entre las aguas cristalinas de la Costa de los Dioses, acompañado de un clima de recogimiento y gran participación.
Este rito tiene orígenes antiguos, ligados a un tiempo en que los pescadores y peregrinos del lugar acudían con sus embarcaciones hasta la Isla para rendir homenaje a la Virgen. Hoy la tradición sigue viva, convirtiéndose en uno de los eventos simbólicos del Ferragosto de Tropea. La jornada concluye con un gran espectáculo pirotécnico, que ilumina la roca de la Isla y ofrece un final escénico a una celebración cargada de significado.
Más allá del aspecto ritual, el Ferragosto representa también una ocasión para visitar algunas de las atracciones más conocidas de la zona. Empezando por la llamada Isla Bella, promontorio rocoso que alberga el Santuario de Santa Maria dell’Isola, accesible a pie solo durante la marea baja. En otros momentos del día, para llegar es necesario confiar en una de las muchas embarcaciones que ofrecen excursiones a lo largo de la costa. La isla ofrece una vista panorámica espectacular, está rodeada de vegetación y representa uno de los puntos más icónicos de Tropea. Quien desee ampliar su visita puede explorar la Costa de los Dioses, un tramo de litoral que se extiende desde Tropea hasta Capo Vaticano y que es conocido por la variedad y belleza del paisaje. Playas de arena blanca, acantilados escarpados, calas escondidas y aguas transparentes caracterizan este tramo de costa, donde es posible alternar momentos de relax con experiencias activas como esnórquel, buceo o paseos en barco. Entre los testimonios históricos, merece una mención la Torre Marrana, estructura defensiva construida en el siglo XVI contra las incursiones sarracenas, que hoy representa un interesante ejemplo de arquitectura militar costera y contribuye a narrar el pasado del territorio.