Son más de once mil kilómetros los que separan Lanús, uno de los principales centros urbanos cerca de Buenos Aires, famoso por haber dado a luz al futbolista Diego Armando Maradona, de Duronia, un pequeño pueblo en la provincia de Campobasso que hoy cuenta con apenas 400 habitantes. Dos lugares distantes y diferentes entre sí, pero vinculados por el hilo de historias de italianos que emigraron de sus pueblos para buscar trabajo y oportunidades en América del Sur. Entre ellos, también estaba el abuelo de Andrea Grieco, una mujer argentina de Lanús pero de origen italiano que este año ha realizado su sueño de visitar la ciudad en la que sus antepasados nacieron y crecieron y desde la que decidieron partir en el siglo pasado, buscando fortuna en Argentina.

Junto con la red de Italea Molise, Andrea, no oyente, ha conseguido encontrar la casa donde vivían su abuelo y su padre antes de emigrar. Una emoción muy fuerte para Andrea, en su primera vez en Italia: “Me encanta que me estén acompañando en esta búsqueda de mis orígenes. Para mí es una emoción muy fuerte”. Son las palabras de Andrea, que en Duronia no solo ha encontrado los lugares de sus orígenes. La emoción más grande fue conocer a sus familiares por primera vez.

En las callejuelas medievales del pequeño pueblo de Molise, Andrea pudo abrazar por primera vez a su familia lejana, encontrar similitudes y que le cuenten historias de personas que compartieron un pedazo de vida con su padre y su abuelo antes de decidir partir. Además de las investigaciones in situ, el equipo de Italea Molise también ha ofrecido apoyo en la traducción del español al italiano y viceversa, para ayudar a Andrea y sus familiares a comunicarse entre sí y permitirles intercambiar historias sobre su historia familiar. La esencia del turismo de raíces es precisamente esto: no se trata solo de un simple viaje para descubrir pueblos a menudo olvidados por el turismo de masas, sino también por su encanto y su rica historia. Es mucho más que eso, es un viaje de vuelta a casa.